El título me lo robé de Bertrand Russell.
Sí, últimamente me he estado robando muchos títulos. Bueno, siempre lo he hecho. Es que los títulos son difíciles, ¿saben?
Bertrand Russell ha sido uno de los genios más grandes de la historia. No solamente del siglo XX. Fue escritor, filósofo, matemático y activista social y político. Autor de los "Principia Mathematica" (obra importantísima sobre matemáticas, fundamental entre los que conocen del tema). Desarrolló novedosas teorías pedagógicas, explicó la teoría de la relatividad de Einstein al gran público, luchó por los derechos de las mujeres, dio numerosas aportaciones a la "filosofía analítica", a la epistemología, la ética y la filosofía del lenguaje; promovió la educación sexual, el control de la natalidad y el pacifismo. Las malas lenguas dicen que era tan pitudo que podía darle la vuelta a su pantalón con su virilidad, lo que lo dejaba sin la necesidad de utilizar cinturones.
(Lo último puede que carezca de precisión histórica y sea solamente una suposición del autor).
Sir Bertrand Russell, también conocido como "el englishman más cabrón del universo".
En 1932, este señor escribió un pequeño ensayo llamado "Elogio de la Ociosidad". Permítanme compartirles unos pequeños fragmentos, mis pequeños saltamontes:
"La idea de que el pobre deba disponer de tiempo libre siempre ha sido escandalosa para los ricos. En Inglaterra, a principios del siglo XIX, la jornada normal de trabajo de un hombre era de quince horas; los niños hacían la misma jornada algunas veces, y, por lo general, trabajaban doce horas al día. Cuando los entrometidos apuntaron que quizá tal cantidad de horas fuese excesiva, les dijeron que el trabajo aleja a los adultos de la bebida y a los niños del mal. Cuando yo era niño, poco después de que los trabajadores urbanos hubieran adquirido el voto, fueron establecidas por ley ciertas fiestas públicas, con gran indignación de las clases altas. Recuerdo haber oído a una anciana duquesa decir: "¿Para qué quieren las fiestas los pobres? Deberían trabajar". Hoy, las gentes son menos francas, pero el sentimiento persiste, y es la fuente de gran parte de nuestra confusión económica.
El sabio empleo del tiempo libre -hemos de admitirlo- es un producto de la civilización y de la educación. Un hombre que ha trabajado largas horas durante toda su vida se aburrirá si queda súbitamente ocioso. Pero, sin una cantidad considerable de tiempo libre, un hombre se verá privado de muchas de las mejores cosas. Y ya no hay razón alguna para que el grueso de la gente haya de sufrir tal privación; solamente un necio ascetismo, generalmente vicario, nos lleva a seguir insistiendo en trabajar en cantidades excesivas, ahora que ya no es necesario.
Es más, soy tan buen pedo que aquí les dejo el enlace completo para que se avienten todo el texto. Son solamente siete páginas de una brillante defensa del ocio.
¿A qué viene todo esto? Como ustedes sabrán, en estos convulsionados tiempos políticos (ja) han aparecido cientos de manifestaciones (a veces dos o tres marchas por día), sobre todo en esta su ciudad capital grandota de este confuso país. Las buenas conciencias han tenido a bien repetir como merolicos el siguiente mantra:
"Que se pongan a trabajar en lugar de andar marchando".
Lo anterior es pronunciado con gesto de asco (a.k.a. huelepedos) montados en el tabique de una superioridad moral infumable y como si estuvieran revelando la verdad absoluta del universo a un montón de retrasados mentales. Esta imbecilidad tiene muchas variantes: "que nos dejen paso a los que sí trabajamos", "si esos fueran estudiantes estarían estudiando en sus casas en lugar de andar de revoltosos", "yo sí trabajo y produzco en lugar de andar en marchas", "tu éxito depende de tu trabajo particular, no de exigirle cosas al gobierno" y así ad pendejitum.
En primer lugar, llama la atención que la mayor parte de la gente que dice "que nos dejen pasar a los que sí trabajamos" suelen ser Godínez come cheetos que llegan a su oficina para chismear del futbol, verle las nalgas a la recepcionista, jugar solitario o farmville en Facebook mientras checan su perfil a escondidas del jefe, o que activan el msn para parlotear idioteces y buscar el próximo lugar para embriagarse el fin de semana. Actitud Godínez 100%.
Pero, antes de continuar ¿Qué es un Godínez, conocido anteriormente como Gutierritos? Pues el tipo de persona que tiene las actitudes que mencioné antes en su entorno laboral, que "trabaja" 10 horas diarias para evitar el tedio de ver a su familia e hijos (con quienes no sabe convivir), que busca gastarse media quincena en alcohol y "el table" con los cuates porque no conoce ninguna otra forma de diversión o esparcimiento y que es incapaz de ver un poco más allá de sus limitadísimas aspiraciones, donde un ascenso de área constituye el máximo logro laboral (y por lo tanto, vivencial, ya que no conoce ninguna otra clase de logros). Atentos: no estoy diciendo que el trabajo de oficina sea necesariamente enajenante o que todos los oficinistas sean así, pero suele ser una actitud bastante frecuente. Y lo es porque no existen incentivos que permitan a esos trabajadores relacionarse de otras formas con su entorno.
¿Realmente es necesario que un trabajador permanezca más allá de ocho horas en una oficina? ¿Realmente trabaja durante todo ese tiempo? Lo dudo muchísimo. Por experiencia personal sé que no se pueden trabajar más allá de siete horas a toda la capacidad posible; después de ese tiempo, los errores humanos aumentan, uno debe levantarse de su silla, descansar los ojos, buscar alguna distracción aún mínima durante unos minutos.
Regresando al punto de las marchas: ¿qué les hace pensar, oh imbéciles, que las personas que participan (o hemos participado) en una manifestación no trabajamos? Quizá no se les ha ocurrido pensar que somos más productivos que muchos de ustedes, y que simplemente organizamos mejor nuestro tiempo y eso nos permite realizar el trabajo que nos toca Y ADEMÁS poder participar en una manifestación cultural o de descontento social. ¿Por qué asumen que todos somos tan brutos como ustedes, que no saben organizar y administrar sus horas de trabajo o que permiten los abusos constantes de un jefe que los obliga a permanecer en oficina incluso en momentos en los que no hay labores por realizar? Las protestas y manifestaciones existen por una razón: la gente que trabaja en el gobierno obtiene su salario de los impuestos que pagamos todos; por lo tanto, estamos en todo el derecho de exigirles que hagan su trabajo y no dejarlos a la deriva, con el pretexto bobo de que "el presidente no determina si tienes éxito o no". Un buen gobierno favorece las condiciones económicas que permitan la creación de buenos empleos y buenas empresas. Por eso se les exige (entre muchas otras cosas) que cumplan con sus responsabilidades.
Por otra parte, está la gente que sí trabaja mucho. Que el tiempo que pasan encerrados en sus oficinas o negocios particulares lo dedican total e íntegramente al trabajo duro de tiempo completo. Y esas personas -siento mucho decirlo- me provocan un poco de lástima.
Suelen estar muy orgullosas de su trabajo (por lo regular, no tienen nada más que presumir) y la idea del descanso les parece propia de personas poco inteligentes, irresponsables o flojas. Para mí, representan el culmen del esclavo satisfecho con su condición, como una especie de Tío Tom posmoderno (que en su momento fue necesario, pero ya no más), como burros trabajando en una rueda de molino pero felices por los latigazos que reciben y por ser un importante engrane de la maquinaria, satisfechos de que su esfuerzo sea reconocido y de ninguna otra cosa, porque no tienen más satisfacción que la que proviene del trabajo. Welcome to the machine.
Another industrial ugly morning
The factory belches filth into the sky
He walks unhindered through the picket lines today
He doesn't think to wonder why
The secretaries pout and preen like
cheap tarts in a red light street
But all he ever thinks to do is watch
And every single meeting with his so-called superior
Is a humiliating kick in the crotch
Many miles away
Something crawls to the surface
Of a dark Scottish loch
Another working day has ended
Only the rush hour hell to face
Packed like lemmings into shiny metal boxes
Contestants in a suicidal race
Esa gente también suele esgrimir como argumento irrefutable y dogma que el trabajo salvará al país, que lo sacará del atolladero en el que se encuentra. "Las manifestaciones no sirven, lo que importa es ponerse a trabajar". Y ahí van a partirse el lomo, creyendo que con su trabajo mecanizado y gris realmente están logrando un cambio para el país, sintiéndose importantes y superiores al resto porque lograron adquirir un coche en pagos en plazos de dos años, muebles a crédito, teléfonos y aparatos electrónicos de última generación (también a crédito) y pagando rentas infernalmente altas para vivir en una "zona bien", creyendo que si queda un gobierno con una mínima tendencia de izquierda será "comunista" y les quitará "su riqueza" que, en realidad, ni siquiera es propia, sino del banco.
Me gustaría ver que un día hicieran el trabajo duro de un campesino o de un albañil, por ejemplo. Levantarse al amanecer y hacer trabajo físico de sol a sol por una paga mínima. ¿Ese es el trabajo salvador? Esas personas han trabajado duro toda su vida, y no veo que les sirva para mejorar su nivel de vida, que "progresen" por estar trabajando siempre y a todas horas.
Y es que eso forma parte de otro tema que da para un post entero. La idea del progreso como una mejora de las condiciones de vida. Un buen día, a un botarate se le ocurrió que para vivir mejor debemos tener permanentemente todas las "comodidades del mundo moderno", aparatos por todas partes para compensar obvias carencias afectivas (mami mami mami). "Fuck off with your sofa units and strine green stripe patterns, I say never be complete, I say stop being perfect, I say let... lets evolve, let the chips fall where they may."
El trabajo es necesario en la medida en que nos permita obtener cosas útiles para nuestra susbsistencia y entretenimiento. Y nada más. ¿Realmente necesitan todo el resto? ¿Por eso se la pasan quince horas encerrados en una oficina, medio comiendo, medio durmiendo y medio viviendo?
Advertising has us chasing cars and clothes, working jobs we hate so we can buy shit we don't need. We're the middle children of history, man. No purpose or place. We have no Great War. No Great Depression. Our Great War's a spiritual war... our Great Depression is our lives. We've all been raised on television to believe that one day we'd all be millionaires, and movie gods, and rock stars. But we won't. And we're slowly learning that fact. And we're very, very pissed off.
El asunto aquí es que todavía no los veo enojados por tener que vivir así. Les encanta lamer profusamente las suelas de quienes les proporcionan una mísera parte de la riqueza que generan ustedes mismos, porque así pueden sostener sus "lujos".
Tener lo necesario no equivale a ser un apestoso hippie comeflores, sino a adquirir lo que ocupas y realmente quieres sin tener que cambiar de producto cada tres meses, sin ser un dependiente de la obsolescencia programada. Porque eso es, al final, lo que ata a muchos al trabajo sin fin.
Esa "ética del trabajo duro" de las buenas conciencias suele ser parte de un mecanismo de compensación a una vida sin sentido. Les suplico por anticipado detengan el mame que ya sé que viene: obviamente existen personas que dedican todo su tiempo a un trabajo, pero PORQUE ES LO QUE LES GUSTA. Es a lo que se dedicarían de todas formas, les redituara o no. No se trata del dinero, no se trata de trabajar y trabajar como única forma de obtener satisfacciones personales; se trata de encontrar el modo en que el trabajo sea una más de esas satisfacciones y no el todo.
Así es que relájense, seres laboriosos; detengan su perpetua succión de elongados miembros viriles (o continúenla, si son buenos en eso), salgan a caminar, ver películas, escribir o hacer cualquier otra cosa que les guste. Sí, que les guste, no que les obligue el trabajo a ello.
¿Saben por qué la jornada laboral establecida en la ley federal del trabajo es de ocho horas? "Ocho horas para el trabajo, ocho horas para la recreación, ocho horas para el descanso". Les convendría aplicarla de vez en cuando. Y exigir que en su empresa lo hagan. De verdad, su obtuso cerebro se los agradecerá. Quizá al principio solamente se la pasen comiendo fritangas mientras ven la tele durante horas, pero probablemente después les den ganas de hacer algo más. Y serán más felices. O algo.
Ah, por cierto: Russell participó en muchas manifestaciones y marchas. Aquí les dejo foto de una:
Ahí, justo al centro, está sentado Bertrand "Ultrachingón" Russell
Estaría bien cotorro que le hubieran dicho "¡que se ponga a trabajar y que haga algo de provecho!" Los logros de Russell fueron producto de su ocio bien administrado. Aprendan algo, botarates.
"Los métodos de producción modernos nos han dado la posibilidad de la paz y la seguridad para todos; hemos elegido, en vez de esto, el exceso de trabajo para unos y la inanición para otros. Hasta aquí, hemos sido tan activos como lo éramos antes de que hubiese máquinas; en esto, hemos sido unos necios, pero no hay razón para seguir siendo necios para siempre."
Los dejo para que trabajen en paz, mis buenas y trabajadoras conciencias. Abur.
P. D. Otra favorita en estas extrañas épocas post electorales: "el cambio no lo hace un presidente, lo haces tú no dando mordida, respetando los altos, etc. blablabla". Acto seguido, esa gente es la que sigue cuentas en twitter y facebook que les indican la ubicación de los alcoholímetros. Muy respetuosos de las leyes... que les convienen, porque el resto les vale ocho kilos de pito reseco en rebanadas. Como decimos entre los miembros de la realeza: esas personas son puro pájaro nalgón. I rest my case.