Post introspectivo.
Un año se cumple de lo que creyó podía ser una nueva vida. Aquel sujeto había añadido dos nuevas adiciones a su "refinado y culto" (por mamón) gusto literario: una reedición de Rayuela y, casi igualmente importante, un tomo (que había sido bastante difícil de conseguir hasta ese momento) de El Manantial (excelente traducción... quizá por eso estaba tan hodidamente caro). Resulta que se sentía plenamente identificado con ambos personajes; le gustaba pensar en una combinación de lo mejor de ambos mundos, por decirlo así. Horacio Oliveira: un auténtico loco. Un loco que busca inteligir, no necesariamente entender. Que está en su muy personal búsqueda por encontrarle su propio sentido a la vida, porque sabe perfectamente que la vida no tiene un sentido per sé. Es un viajero, pero no a la manera del turista, sino que es de esos que arriesgan, experimentan, abren brecha. Por otra parte, Howard Roark (basado en la arrolladora vida y personalidad de Frank Lloyd Wright). Individualista al extremo y la idea del hombre perfecto que tenía su creadora: firme como una roca en sus decisiones, lucha contra todo y contra todos con tal de mantener firmes sus principios; es capaz de sacrificar todo por cumplir con su trabajo y su visión del mundo.
Ambos tienen una mujer que marca sus vidas para siempre. Horacio Oliveira viene de lejos; es un intelectual argentino fingiendo estudios académicos en París. Ahí encuentra a La Maga. Ella tiene una compenetración perfecta con Oliveira: se entienden de manera casi total. Cuando se publicó Rayuela, todas las chicas universitarias querían ser como la maga... y todos los hombres querían encontrarla. Él la había encontrado, sin proponérselo.
"Ella sufre en alguna parte. Siempre ha sufrido. Es muy alegre, adora el amarillo, su pájaro es un mirlo, su hora la noche, su puente el Pont des Arts (una pinaza color borravino, Maga, y por qué no nos habremos ido en ella cuando todavía era tiempo)."
Y Howard conoce en su respectivo mundo a Dominique. Ella es fuerte, de un carácter completamente diferente a la Maga. Y ama a Roark, de una forma muy, muy distinta a lo que los medios ridículos y sus cursilerías baratas lo interpretan actualmente; pero por las circunstancias son forzados a separarse, para volver a encontrarse muchos años después...
Luego, ella yació en la cama a su lado, bajo la sábana, mirando la habitación, y preguntó:
-Roark, ¿Por qué estabas trabajando en la cantera?
-Tú lo sabes
-Sí. Cuaulquier otro hubiera aceptado un puesto en el estudio de un arquitecto.
-Y entonces no tendrías deseo alguno de destruirme
-¿Comprendes eso?
-Sí. Quédate quieta. Eso no interesa ahora.
-¿Sabes que la casa Enright es el edificio mas hermoso de Nueva York?
-Sé que tu lo sabes.
-Trabajaste en esa cantera cuando ya tenías la casa Enright en tu interior, y muchas otras casas Enright, y taladrabas granito como un...
-Pronto vas a flaquear, Dominique, y mañana lo lamentarás.
-Sí.
-¡Qué hermosa eres, Dominique!
-Cállate
-¡Eres hermosa!
-Roark... aún quiero destruirte
-¿Crees que te amaría si no fuese así?
-Roark...
-¿Quieres escucharlo nuevamente? ¿Una parte? Te amo, Dominique. Te amo. Te amo.
-Yo...
Ella se detuvo, la última palabra apenas si fue audible en su respiración.
-No -dijo él- Todavía no. No lo dirás aún. Duerme.
-¿Aquí? ¿Contigo?
-Aquí, conmigo. Te prepararé el desayuno en la mañana. ¿Sabes que preparo mi propio desayuno? Te gustará verme. Como en el trabajo en la cantera. Luego te irás y pensarás en como destruirme. Buenas noches, Dominique.
Y a su modo, fue un cúmulo de sensaciones olvidadas y algunas incluso desconocidas. Los días se transformaban en meses y los meses en años. Porque el tiempo resultaba algo muy subjetivo a su lado. Y en los sueños funcionaba también. Shades of night, fall upon my eyes; lonely world fades away...
El modelo debió de ser Roark, pero terminó ganando Horacio. El loco, el que es incapaz de comprometerse. No hubo necesidad de que falleciera ningún Rocamadour; la misma personalidad de Horacio lo lleva a cometer los actos que comete y lo único que necesita son pretextos (recordar que Horacio ya se había ido, aún estando vivo todavía Rocamadour). ¿Para que nos vamos a engañar? No se puede vivir cerca de un titiritero de las sombras, de un domador de polillas. No se puede aceptar a un tipo que pasa el día dibujando con los anillos tornasolados que hace el petróleo en el agua del Sena. Yo, con mis candados y mis llaves de aire, yo, que escribo con humo. Te ahorro la réplica porque la veo venir: No hay sustancias mas letales que esas que se cuelan por cualquier parte, que se respiran sin saberlo, en las palabras o en el amor o en la amistad. Admitirás que no me ando colgando de los levitones. Rajá, hijo de Bosnia. La próxima vez que me veas en la calle no me conozcas.
¿Y para qué explicar mas, si todo se resume de manera extraordinaria en el primer capítulo de la Rayuela, que es a la vez la casilla del cielo y de la tierra?
¿Encontraría a la maga? Tantas veces me había bastado asomarme, viniendo por la rue de Seine, al arco que da al Quai de Conti (...) Y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada cintura y acercarme a la Maga que sonreía sin sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas. (...) Pero ella no estaría ahora en el puente (...) De todas maneras subí hasta el puente, y la Maga no estaba. Ahora la Maga no estaba en mi camino, y aunque conocíamos nuestros domicilios, aún así no nos buscaríamos en nuestras casas. Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos. Oh Maga, en cada mujer parecida a vos se agolpaba como un silencio ensordecedor, una pausa filosa y cristalina que acababa por derrumbarse tristemente, como un paraguas mojado que se cierra. (....) Terminado. Se acabó. Oh Maga, y no estábamos contentos.
Somos lo que no queremos ser. El sujeto lucha contra el Oliveira interior y busca ser una mejor persona, pero aún así, lo hace solo por él y nada mas por él. Y no solo por egoísmo, sino porque sabe perfectamente que por mucho que mejore como ser humano, el daño que se hizo ya es irreparable hacia ambas partes. Por lo menos, ya entiende que no puede vivir torturándose por ello todo el tiempo, pero hay momentos en que resulta mas fuerte que él. Por eso ahora procura pasar por el patio con mucho cuidado para no pisar la rayuela, para nunca más volver a pisar la rayuela... Aunque sabe que, en su lucha por llegar a ser como Roark, Oliveira volverá a aparecer... y no sabe cuándo. Solo espera que llegue el día en que se acerque lo más posible a Roark, para despreciar a todos los Ellsworth Toohey del mundo.
I still think of you every day, sweet diamond. But for now, it's over.